Ya estamos de vuelta en la ciudad, nuestro retiro ha sido muy agradable, hemos disfrutado mucho y sobre todo hemos desconectado que era la intención. El clima no ha sido del todo malo, tuvimos nuestros momentos de sol otoñal, aunque la casa era un poco fría pero aguantamos como jovenzuelos que somos, compramos algo de leña y a disfrutar de las vacaciones.
Primera noche, pizzas al horno.
Los chicos salen a pescar, nosotras los acompañamos y primera captura de las vacaciones. ¡Punto para Gonzalo!.
El viernes recibimos la visita de Gastón y familia trajeron con ellos el disco, que es lo que podéis ver en la foto de más abajo, una especie de paellera pero un poco más alta en él se cocinó un guiso de pollo con patatas y sus correspondientes ajos, tomates... todo riquísimo, de la mano de nuestro querido chef Alejandro y con la colaboracion de Gastón. Paseamos y jugamos con las niñas en la orilla de la playa hasta que empezó a gotear y volvimos a casa. Preparamos un bizcocho y a merendar.
Los cocineros.
Los que esperan.
También tuvimos tiempo de jugar, sobre todo al lexigrama, que consiste en formar palabras con unos dados y después sumar los puntos.
El sábado por la mañana las chicas nos fuimos a pasear y los chicos a pescar a la vuelta comida todos juntos y a la hora de la siesta a pulpear, aquí tenéis un buen reportaje.
Para empezar mi primer pulpo visto y cazado en vivo en su hábitat natural, me daba un poco de asco pero... teníamos que comer.
Los pulpeadores en acción.
Reventados de tanto buscar volvemos a casa pero con los ganchos llenos para una buenas tapitas, junto con el pescado de la mañana. Logramos comer sin tener que ir al super.
Los pescadores siguen intentándolo y la marea empieza a subir.
Cena con pulpos...
La casa se convirtió en un rancho, adoptamos un perro vecino, que nos acompañaba a todos sitios y era precioso y muy bueno. Llamado el Chupacabras eso ya lo explico otro día... jeje.
El sábado por la noche los chicos salieron a pescar otra vez, regresaron a casa, pero Gonzalo se dejó la caña y puso un espinel con ayuda de Ale que consiste en colocar unos cuantos metros de tanza como si fuera una cuerda de colgar la ropa y en ella enganchados todos los anzuelos que consideres oportunos, la colocas cuándo la marea está subiendo y cuándo esta baja vas a ver si has tenido suerte y ha picado algún animalillo marino, así te evitas pasar frío. A las dos y pico de la mañana tocaba ir, así que nos acercamos Gonzalo y yo y ¡sorpresa!, había un gran robalo, que comimos al día siguiente, junto con otro robalito que había picado en la caña de pescar que también dejo. Foto del triunfo.
El asado del domingo, mixto carne y pescado.
Y vuelta a Trelew.
Mañana más y mejor. Os quiero, besos para todos.
lunes, 5 de abril de 2010
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