Aquí tenéis para que veáis la zona, son unas montañas bajas, nada más llegar encontré uno, y luego otro, ¡y otro!, así hasta cuatro sin que nadie más encontrara ninguno, la suerte del principiante, después ya todos fuimos encontrando más poco a poco, estos no eran tan grandes como los que se encontraban hace unos años, pero pasamos una tarde diferente y además el clima nos acompaño, nada de frío ni de viento. Vinieron con nosotros Mary y un par de compañeros de clases de inglés, Agustina está haciendo un doctorado y trabaja en el museo paleontológico, así que pudimos aprender mucho, de dientes y de otras piedras, fósiles y minerales que andaban por allí, que sin duda hubiesen pasado desapercibidas si no llega a ser por su compañía.





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