



De camino a Punta Arenas pasamos un pueblecito de pescadores abandonado, la arquitectura es preciosa y antigua, debió ser algo muy importante. Da algo de pena verlo abandonado.
Por fin llegamos a Punta Arenas, la ciudad me da una impresión buenísima, me alegra haber cambiado los planes, es muy pintoresca, el casco histórico es colonial, tiene una gran avenida y una plaza con árboles centenarios y los alrededores son casitas de colores, según tengo entendido en Chile es la arquitectura más común.
Nos tomamos un té para calentar el cuerpo y vamos en búsqueda de nuestro alojamiento, tenemos suerte lo encontramos pronto, se llama "El gaucho", es una casa familiar, compartíamos la cocina con el matrimonio mayor y sus hijas que iban y venian, un ambiente calido y familiar.
Vamos a cenar fuera, probamos la centolla que es el plato estrella de esa zona, yo pido salmón a la italiana(salmón al horno, con centolla troceada por encima y queso gratinado), estaba de escándalo, también probamos el pebre, que es una salsa como el chimichurri pero algo más picante para acompañar cualquier comida y degustamos la cerveza Austral, elaborada en la zona, probamos la clásica (rubia) y la que llevaba Calafate, el calafate es un arbusto típico de Argentina con el que se elaboran mermeladas y cerveza, estaban buenísimas, todo acompañado con una ensalada de judías verdes.


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