
Hoy soy yo la que da de que hablar, la que cuenta experiencias y costumbres de países lejanos a mi tierra, a la que echan de menos, con la que tal vez un niño prenda la mecha de sus sueños.
Cuando empecé a tener uso de razón me imaginaba viajando, recorriendo mundo, probando comidas exóticas sin ser consciente en ningún instante de que todo ello conlleva otras sensaciones, esfuerzos sentimentales, me quedaba imaginando sin pesos en lo puro de descubrir, me despojaba de toda carga adulta, de toda distancia real, para disponerme a recorrer con mi imaginación cualquier lugar sin importarme su moneda, el lenguaje de la zona, la gastronomía o las miles de enfermedades que sin duda alguna existen en ellos. Era maravilloso y así noche tras noche caía rendida, en cualquier rincón de quién sabe cuál continente, para despertarme a la mañana siguiente en casa, sin duda el mejor lugar al que uno puede llegar a parar.
Mi punto de partida y mi destino final.
Foto: en una calle de Madrid, me gusta mucho y me trae muy buenos recuerdos.
¡¡Hermanita eres la mejor!! ¡Seguiremos avanzando por el camino de cumplir nuestros sueños! Yujuuuuuuuuu!!! ¡Lo conseguiremos! :P
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