sábado, 20 de febrero de 2010

Pensamientos de una tarde de sábado...

Mientras tú te mueves los demás son los que notan tu cambio y alguno de ellos disfrutan o envidian tu camino. Siempre observé el movimiento en los mayores, en los amigos precoces, esos que contaban batallitas de tierras lejanas, en las que vivía tal o cual familiar y se marchaban de veraneo volviendo con aventuras increíbles, en los intercambios de idiomas con otros países, en los aventureros de los documentales y me parecía algo alucinante y disfrutaba de ello a mi manera, pero tan sólo hoy cuando mis pies están comenzando a caminar y los años van pasando por mi me doy cuenta de lo sencillo que es descubrir y de lo importante que es sentarse a pensar en ello, detenerte, disfrutar y sobre todo aprender de tus pasos.

Hoy soy yo la que da de que hablar, la que cuenta experiencias y costumbres de países lejanos a mi tierra, a la que echan de menos, con la que tal vez un niño prenda la mecha de sus sueños.

Cuando empecé a tener uso de razón me imaginaba viajando, recorriendo mundo, probando comidas exóticas sin ser consciente en ningún instante de que todo ello conlleva otras sensaciones, esfuerzos sentimentales, me quedaba imaginando sin pesos en lo puro de descubrir, me despojaba de toda carga adulta, de toda distancia real, para disponerme a recorrer con mi imaginación cualquier lugar sin importarme su moneda, el lenguaje de la zona, la gastronomía o las miles de enfermedades que sin duda alguna existen en ellos. Era maravilloso y así noche tras noche caía rendida, en cualquier rincón de quién sabe cuál continente, para despertarme a la mañana siguiente en casa, sin duda el mejor lugar al que uno puede llegar a parar.

Mi punto de partida y mi destino final.


Foto: en una calle de Madrid, me gusta mucho y me trae muy buenos recuerdos.

1 comentario:

  1. ¡¡Hermanita eres la mejor!! ¡Seguiremos avanzando por el camino de cumplir nuestros sueños! Yujuuuuuuuuu!!! ¡Lo conseguiremos! :P

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